22 octubre 2010

Como mona con navaja...



Llegar a la instancia de defensa de una tesis implica no sólo que el trabajo ha sido lo suficientemente digno como para ser aprobado sino, fundamentalmente, que se cierra un penoso ciclo en el que uno, de una manera u otra, estuvo encadenado a ese proyecto durante, como mínimo, un par de años. Es lógico, entonces, que esa instancia se viva con cierto nerviosismo y que quienes han soportado esos años con nosotros quieran participar del momento.
Entonces, ahí estoy, iniciando mi presentación, recién enterada de que el tribunal que va a evaluarme es de lo más grosso que se ha podido conseguir. Tímidamente, empiezo a exponer. Noto que estoy mirando la pantalla como una oligofrénica mientras leo y mi cerebro me dice: 'Deberías estar mirando a la gente'. Bien, procedo a mirar a la gente. Sigo hablando. Noto sonrisas y gestos de asentimiento en los miembros del tribunal. Tomo un envión de confianza y me sumerjo en mi propio discurso.
En el fondo, H. cabecea. Pobrecito, fue arrastrado por mimadre a escuchar algo que no puede sino aburrirlo un poco. A su lado, mimadre escucha como si a ella realmente le importara. Sigo hablando. Deslizo, incluso, algún chiste que me hace parecer relajada y en pleno ejercicio de mis facultades mentales. Me siento en la cresta de la ola. En eso, suena un celular. Sin dejar de hablar, echo una mirada fija.fulminante hacia el lugar desde el que proviene el sonido: mimadre.
A ver: si estás en un aula en la que hay sólo diez personas y te suena el celular, una persona normal procede a apagarlo sin dilaciones. Cualquier cosa que esté sucediendo en el mundo exterior puede esperar cinco minutos. Pero mimadre no es de esa clase de gente: no contenta con haber generado una distracción imperdonable, ATIENDE el teléfono. Quiere balbucear, pero si yo -que sigo hablando- la escucho claramente, no puedo evitar pensar que todos los presentes participan de su conversación y han decidido ignorarla para no carnearla en público.
Ciertos testigos afirman que mi mirada les dio miedo, que pensaron que iba a amasijarla ahí nomás o que iba a echarla como hubiera hecho con cualquier alumno desubicado.
No sean débiles: cuando algún familiar quiera participar como público en alguna actividad de esta índole, recuerden este episodio y no teman decirle que no. Claro, como todo salió bien y fui cum laudeada y todo, mimadre negó la gravedad de su acción con una tenacidad que pone en jaque todo su aparato psíquico. Y el mío.

Piénsenlo bien: ahora que viene el día de la madre, eviten darle objetos que los pongan en peligro o en una situación potencial de homicidio agravado por el vínculo. Yo les avisé.

De: "Y así está la cosa"  http://usadasdecerca.blogspot.com/]


[imagen agregada, no aparece en el original]


.

1 Opiniones:

Cecil dijo...

Mire :(, está perfectamente citada la fuente y todo, así que más que 'estar de acuerdo', le agradezco que me haya incluido entre sus post merecedores de figurar en una antología :)

dele para adelante, nomás

saludos!