27 noviembre 2010

La chica fácil


Sí, esa soy yo. La chica fácil.
Sí, la facilona.
Sí, la que folla sin promesas de amor. La que folla por impulsos, por ganas, por deseo.
Sí, soy esa chica que un día se dijo: “¿me apetece? Pues me lo follo” Y desde ese día ha hecho exactamente lo que le ha dado la gana.

Y en todos estos años de soltería, en los que se han acumulado los rechazos, unos más directos, otros más sutiles, unos más duros, otros más suaves, pero rechazos al fin y al cabo; en todos estos años de ataques de solterítis aguda, que como mismo venían se iban, no falto quién insinúo, o quien lo dijo directamente, que el “problema” estaba precisamente ahí, en mi facilidad para acostarme con alguien que me apetecía sin hacerme de rogar. Con la mejor intención del mundo, una buena amiga me decía: “no te acuestes con él! Conócele primero” Otro amigo me dijo: “quizás deberías pensar en no tener sexo con un tío hasta que no hayáis compartido otras cosas. Si te acuestas con él desde el principio, ya te encasillará, y no te verá como nada más que como un polvo. Esas son las reglas del juego, es lo que hay”

Y muchas veces me planteé que seguramente tendrían razón. Pero me dio pereza andar modulando mi comportamiento conforme a lo que otros pudieran ver en mí.

Y poco a poco me fui volviendo cada vez más perezosa para eso de ligar con chicos. Y pasé de la promiscuidad a un casi celibato, con alguna que otra excepción.

Y una noche de agosto, por fuera de un pub, me crucé con un hombre de sonrisa franca. Y esa noche de agosto, ese hombre y yo compartimos sonrisas, compartimos conversaciones triviales, compartimos ron. Y esa noche, como siempre que me ha apetecido lo he hecho, le invité a mi casa. Y follamos, y hablamos, y nos besamos, y nos acariciamos, y nos reímos.

Y hoy, más de dos meses después de haber compartido sexo con aquel hombre al que prácticamente no he conocido, me encuentro viviendo la relación más bonita y más enriquecedora que he tenido jamás, algo que yo creía que no viviría nunca.

Y me alegro mucho de haber tenido razón cuando pensaba que, si un hombre me quería, debía quererme así, tal cual soy.

De: "Caótica y amnésica"     [http://caoticaamnesica.blogspot.com/]

[Imagen añadida, no en el original]

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