21 noviembre 2012

Anorexia

Sarah. Dieciocho años. Rubia. Ojos azules.

Estaba enfrente del water, observando cómo poco a poco el agua se llevaba el bizcocho de chocolate cargado en remordimiento. Ahora era más ligera, sus pies se elevaban como si fuese una pluma en busca de su ala. Ella buscaba su lugar, ser una princesa. Las princesas eran guapas y delgadas, y se casaban con un príncipe guapo y delgado. Se miró en el espejo ¿cómo podía ser una si estaba gorda y fea? Las cartucheras sobresalían de un modo amenazante en su cuerpo, haciéndola sentirse más insegura aún. Pero en realidad esa grasa acumulada son las marcas que producen sus caderas al estar tan delgada. 
Parecía mentira que hubiese engordado 200 gramos por la tontería que acababa de hacer, se pasaba el día contando calorías para que luego un descuido le hiciese retroceder. Muchas veces, deseaba destruir el distorsionador de imágenes perfectas -el espejo, para ser más clara- de un manotazo; sentir cómo su estructura sólida se rompe y desparecen todos los problemas.
 Su círculo de amigos y familiares le decían constantemente que necesitaba ayuda; eso le hacía reír. Si ella no la pedía era claramente porque no precisaba de ella... bueno, sí, sí que necesitaba ayuda. Tenía que estar más delgada, porque ni siquiera la curva que marcaban sus costillas le mostraban cuándo debía parar. 
Su única amiga era la báscula, quien le reñía cuando se pasaba con la comida y le premiaba al perder peso.
Le parecía cómico que la chica más deseada -y manoseada- de su clase fuese una con unos muslos tan grandes que parecían toneles. ¿Por qué no se fijaban en ella, que rebosaba de salud con cuarenta tres kilos? ¿Preferían a una foca de cincuenta y dos? 

Lo que gente como ella no sabe es que detrás de la perfección buscada se encuentra la mayor imperfección de sus vidas.


De: "El lugar de las tentaciones"  [http://tentacionessky.blogspot.com]


.

3 Opiniones:

Esperanza Luque dijo...

Recuerdo cuando escribí esta entrada el año pasado, fue a raíz de una noticia que salió en la televisión. Trataba sobre las famosas Ana y Mía, no sé si habrás oído hablar de ellas, pero en el mundo de la anorexia son bastante conocidas por sus consejos.
Me alegro que te gustase el post :))

¡Besitos!

Rocío Muñoz dijo...

Uf qué fuerte!!!

Aún no salgo del asombro luego de leerlas en http://unionanaymia-chat.blogspot.com

Anaid Sobel dijo...

Es de uno de esos textos difíciles de digerir... pero que sabes que es dolorosamente real...

gracias por pasarte...