05 mayo 2011

Michelle

Era un frío día de otoño inglés la última vez que la vi.
* * *
La brisa, que acariciaba las hojas secas y cálidas, mecía sus rizos castaños y observé que se arrebujaba en su abrigo canela.
Como su olor.
Sentada en un banco me esperaba para decirme “Adieu” para siempre.
Yo dudé entre acercarme y hacerlo real o salir corriendo… Pero, ella, se iba a ir de todas formas, fuera o no a despedirme…
Con resignación y tristeza metí mis manos enguantadas en los bolsillos de mi chaqueta de pana y me acerqué. Me senté a su lado.
No la salude y ella tampoco lo hizo.
No nos miramos y estuvimos, así, juntos toda la tarde. Sin saber qué decir, sin saber como despedirnos.
Solo silencio.
Cuando el sol caía se levantó y de espaldas en un susurro se despidió y hecho a andar abrazándose…
Entonces yo la llamé “¡Michelle!”. Ella paró pero no se giro. “Te quiero” murmuré con los ojos fijos en su espalda. Oí un suspiro y volvió a caminar por el paseo.
Yo me quedé parado, fijo, de pie, al lado del banco y cuando estaba por irme- pues no soportaba verla marchar con indiferencia- ella se giró:
“Je t’aime”
Lo leí en sus ojos glaucos. Lo leí en sus labios rojos. Lo leí en las lágrimas cristalinas que caían por sus rosadas mejillas.
* * *
Y se fue.
Lejos.
Y nunca volví a ver a
“mi Michelle”

De: "¿Fotogramas literarios?" [http://duskofwinters.blogspot.com]

.

0 Opiniones: