03 abril 2011

La pasión no lee poesía.

No me vas a enamorar con flores ni champagne francés. Ni cantando en mi balcón las letras de Sabina. A mí no me sirven las velas ni los suspiros de amor. El azúcar engorda mi vida.
Y luego la gente se ríe si les digo que soy romántica. Pero sólo yo sé que si amo lo hago con los ojos, con las manos, desde el calor, o con la boca, sin mediar palabra.
Con tus promesas de amor eterno no haces más que hacerme protagonista de un empalagoso cuento de hadas. Y podré enamorarme cual posesa quizá del rosa chillón de las paredes de este romance, y de las fresas con nata que tomaremos cada anochecer. Pero el capricho es pasajero.
Una vez haya saciado mi necesidad de vestir de princesa, el traje me escocerá y los picores de sus bordados me ahogarán. Y lo nuestro habrá sido un capítulo de Sexo en Nueva York, cuando la resaca de tanta dulzura haya pasado y la lucidez llegue a mi mente, quizá entonces no eres un príncipe ni a mi me apetece ser tu princesa.

Así que guárdate la poesía para la noche de bodas porque ahora tan solo quiero, si te amo porque no puedo evitarlo, yo que soy esquiva de la dependencia emocional y de las relaciones tempranas, ahora solo quiero vestirme para que me arranques la ropa sin permiso, sin vergüenza, sin cuidado.
Te quiero duro, firme, altivo, punzante y fervoroso, como tu miembro, Deja la poesía para cuando la pasión se agote, dando paso al amor.


De: "Putas y Princesas" [http://putasvsprincesas.blogspot.com/]


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