27 noviembre 2013

Aterido Témpano

He conocido el frío del invierno estando desnuda. Tocando el hielo con todo mi cuerpo. Quemándome. Habiendo conocido el calor de una hoguera, el abrazo de tu cuerpo y el tacto de tus sábanas, duele este gélido estado, duele haberme despedido de esa calidez que desprende tu sonrisa, duele perder tu primera mirada.

   He sentido mis entrañas retorcerse después de haber gozado el amor, después de conocer la plenitud y haber tocado la cima. Después de descubrir la divinidad de tus manos, he recorrido el terreno mancillado de tu ser; y es oscuro, perturbador.

   Quisiera decir que le temo, ya me adentré en tu ser y me asusta; pero tengo curiosidad por saber qué más se esconde tras la siguiente puerta. Sé que puede matarme, que tendrá un arma más potente que las que ya abrí. Pero aún no he muerto, aunque el daño es crítico, casi mortal. No sé si murió alguna parte de mí, pero será difícil tocarla, reanimarla, insuflarle vida.




   Ahora todo lo que diviso es prácticamente desértico, kilómetros de hielo azul que besa en el infinito un cielo gris, seco, triste, impenetrable. Quizá debajo anda el volcán que hasta ahora rebosó de ardiente lava, que cubría nuestros cuerpos y burbujeaba al compás de nuestros latidos.

   Soy un aterido témpano que gotea punzantes y afiladas palabras. Sé que puedo herir, pero yo también fui herida, y esto no cura por sí sólo. No necesito más, pero sé que volveré a caer en ese mar de la muerte que anega mis pensamientos. Poco a poco... mis partículas irán paralizándose, hasta transformarse en nada.

   Soy un aterido témpano que vibra de dolor. Estoy a punto de desprenderme y precipitarme al vacío de la existencia, a nuestro nexo. Soy un aterido témpano que puede herirte al más mínimo roce. ¿Apuntaré al corazón?

De: "La crisis de Samantha" [http://lacrisisdesamantha.blogspot.com]


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