19 junio 2011

Life As Circus



Reflexionando en estos días caí en cuenta de que mi vida amorosa ha sido una vida de circo: primero salí con el payaso, el que siempre "está feliz", el que se tiene que reír de cualquier situación y hacer reir al resto, no importa si es a costa de él mismo después de intoxicarse con alcohol. Con el payaso se pasa bueno, para qué, pero que sea siempre el hazmerreír es finalmente triste y penoso.

El Hombre-Más-Fuerte-Del-Mundo sí es el más fuerte y es muy llamativo por el cuerpazo que se gasta, tiene mucha energía, pero toda ella está dirigida a su meta: seguir siéndolo. Y cuando digo toda, es toda. En cierta forma es admirable por ello, tiene un objetivo claro, pero si uno está con él no puede esperar mucho, porque siempre estará en un segundo lugar.

Luego salí con el enano; uno cree que por su condición es una persona especial, pero no, resulta que es demasiado común y corriente, aburrido; finalmente su única virtud es esa. Y talvez esa misma condición lo convierte o lo ayuda a ser solapado y escurridizo (y lo que dicen de los enanos... mentira total).

Después llegó el hombre bala, súper dinámico y arriesgado, el hombre que se le mide a todo; por eso le hace honor a su profesión, llega volando a todo lado a donde se dispare... es muuuy interesante, ha estado en muchas partes, pero llegado el caso ya sabemos como sale: volando. Y eso es una lástima total, porque se le nota el conocimiento por encima, pero entre tantos disparos simplemente no hay tiempo.

¿Y en qué lugar quedo yo, quién sería? ¿La contorsionista? Porque yo misma me meto en unos enredos que ni yo me creo (además de que tengo muy buena flexibilidad). ¿O seré la funámbula, porque camino en la cuerda floja y a veces sin malla debajo?

No me quiero quejar, yo elegí a cada uno de estos personajes; como hubo algo malo también hubo algo bueno. En cualquier caso ya es hora de que se acabe la función.

De: "La urbi y el orbe"  [http://laurbiyelorbe.blogspot.com/

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