No eligió su color, contextura, tamaño, nacionalidad, defectos, peculiaridades, historia, nada.
Llegó hecho y como nuevo, con ese olor de nunca antes usado, como cuero, como papel en blanco, plástico, ropa.
Y aunque por mucho tiempo había pensado que le gustaría uno diferente, se enamoró al verlo, como hipnotizada.
Era raro y perfecto, escaso, único.
De su talla, a su medida, mandado a hacer.
El mejor regalo que recibió. A los veinte años y todo en su vida como nuevo.
Era él y era ella que ya no podía ser sin él.
De: "Mi mundo en sus brazos de sol" [http://susbrazosdesol.blogspot.com]
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